Ella prefiere el sexo casero con consoladores con mucho más gusto que la penetración con chicos, a quienes la querida, por cierto, rechazó. Ya no encontraba el sentido de confiar y confiar en la fuerte mitad de la humanidad, porque con los juguetes madre cojiendo con el hijo sexuales, los juegos anal-vaginales son mucho más placenteros y seguros. Las novias no sabían nada al respecto, y es bueno, porque es su vida personal y la opinión de sus amigos era lo último que le importaba. Lo que más le preocupaba era que su madre no viera estas máquinas sexuales infernales, porque entonces tendría que responder preguntas muy incómodas.
